Inicio de año
Las fiestas de año nuevo son una buena ocasión para replantearse las cosas, tener vacaciones te da algo de tiempo para pensar y regresar a tu lugar de origen te da las pilas para seguir adelante.
Si durante este tiempo no había escrito creo que buena parte de ustedes sabe por que fue. Cambio de ritmo, un poco más de trabajo, salidas o visitas cada fin de semana. No es usual pero son parte de esos cambios en la vida que resultan innovadores pero particularmente agotadores.
Hace tres días me levanté en un cuarto que hasta hace poco era totalmente extraño para mi. Es simpático pensar que nadie más había dormido ahí antes y yo tuve la suerte de inaugurarlo e impregnarlo con mi esencia. Ese día pensé en lo bien que se estaba ahí, lo cómodo y contento que me sentía en ese lugar y que no tenía sentido regresar al desgaste cotidiano y la vida solitaria en otra ciudad. Cuando mi pensamiento llegó a pensar en un cambio de planes tuve una regresión a aquella galera tan horrible cuando esperaba un barquito para cruzar un mar que en mi vida había conocido y que ese día en particular me presentaba una mala cara. Ese día (el del barquito) me di cuenta que los miedos más grandes pueden superarse y que a veces te esperan cosas bastante gratas del otro lado del miedo. Y hoy (hace tres días) me di cuenta que la comodidad tiene ese mismo efecto inmovilizador.
Pero bueno, las cosas buenas hay que disfrutarlas como vienen y dejarlas pasar como van, si no se pueden convertir en pequeños infiernos que no te dejan vivir agusto. Y ahora estoy sentado de nuevo solito frente a mi computadora chateando con mi novia aprovechando que son solo unos cuantos cientos de kilometros los que no separan y que la diferencia horaria deja que nos hablemos diario.
Buenas noches
Si durante este tiempo no había escrito creo que buena parte de ustedes sabe por que fue. Cambio de ritmo, un poco más de trabajo, salidas o visitas cada fin de semana. No es usual pero son parte de esos cambios en la vida que resultan innovadores pero particularmente agotadores.
Hace tres días me levanté en un cuarto que hasta hace poco era totalmente extraño para mi. Es simpático pensar que nadie más había dormido ahí antes y yo tuve la suerte de inaugurarlo e impregnarlo con mi esencia. Ese día pensé en lo bien que se estaba ahí, lo cómodo y contento que me sentía en ese lugar y que no tenía sentido regresar al desgaste cotidiano y la vida solitaria en otra ciudad. Cuando mi pensamiento llegó a pensar en un cambio de planes tuve una regresión a aquella galera tan horrible cuando esperaba un barquito para cruzar un mar que en mi vida había conocido y que ese día en particular me presentaba una mala cara. Ese día (el del barquito) me di cuenta que los miedos más grandes pueden superarse y que a veces te esperan cosas bastante gratas del otro lado del miedo. Y hoy (hace tres días) me di cuenta que la comodidad tiene ese mismo efecto inmovilizador.
Pero bueno, las cosas buenas hay que disfrutarlas como vienen y dejarlas pasar como van, si no se pueden convertir en pequeños infiernos que no te dejan vivir agusto. Y ahora estoy sentado de nuevo solito frente a mi computadora chateando con mi novia aprovechando que son solo unos cuantos cientos de kilometros los que no separan y que la diferencia horaria deja que nos hablemos diario.
Buenas noches
Comentarios
en fin, que el inicio de anio traiga buenas cosas, amiguito.
Besos!