Músicos

Yo crecí con música. Mi papa siempre cantaba al regresar de trabajar y el edificio en el que vivíamos siempre estuvo lleno de músicos, a los que muchos llegaron a odiar por sus fiestas y ensayos de media noche, aparte de por aquellos extraños humores que salían de sus ventanas y que yo siempre identifiqué como incienso.

Más tarde, en la escuela, siempre fui de los guitarreros que tocaban en los recreos y en la universidad me uní a la tuna, con quien toqué en las calles de la ciudad de las canteras rosas. Con ellos se trataba de música durante horas de jueves a domingo. Desde que nos saludabamos a las 7 de la noche, hasta que nos despedíamos, a las 4 de la mañana. Lo cual fue una etapa bien bonita en mi vida, porque conviví con gente muy diversa en cuanto a gustos y habilidades musicales. Aparte de ello, eramos gente con mucha afinidad, nos llevabamos bien y nos acoplamos musicalmente de manera excelente. Jóvenes, nada bellos y con nada que perder. 

Al final, la vida me llevó hacia otro destino que me hizo recorrer caminos y topes en tierras desconocidas, mochila al hombro, solo. En París, me encontré con unos tipos que tocaban a media calle y nos dijeron a mí y unos amigos, "acérquense y sientense un rato que no les vamos a cobrar, solo queremos que nos escuchen". Me quedé ahí al menos unos 20 minutos antes de verlos desaparecer tras mis hombros y con un buen sabor de boca. Recordé lo bonito que es saber que te escuchan, que de entre todo el bullicio y complicaciones que tiene la vida, mi voz no se pierde y llega a los oídos de alguien a quien le aliviana la vida. 

Tal vez ya lo tenía desde antes y solamente lo aprehendí con esa experiencia, pero cada vez que veo un músico callejero que le echa ganas y disfruta de lo que hace, le dedico unos minutos para escucharlo, le sigo el juego, bailo, canto, aplaudo y dejo que me haga la vida más fácil. Si tengo monedas al alcance, les doy algunas con gusto. A veces me quedo a platicar un momento con ellos y me alimento con sus historias, en otras simplemente los saludo y los dejo pasar para encontrarlos en esta o en la otra vida. 


Comentarios

chanito ha dicho que…
yo me acuerdo en Malagá que el chico que me hospedó también tenía de huésped a una polaca que hacía de mimo.. después de chambear se reunían a cenar los del gremio callejero, gente de cualquier sitio, súper interesante oscaroso
Marsia ha dicho que…
si regularmente ellos se reunen al rededor de un bote metalico, con un poco de fuego. Mientras se frotan las manillas cubiertas de guantes incompletos

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