Larvas

Nos topamos con Meghan la primera vez en una fiesta en casa de Pamela y Roberto. Platicamos durante horas acerca de insectos y del modo de vida del norte de Canadá, o lo que ella prefiere llamar como el verdadero Canadá. Aquí no hay bosque, montañas, mucha vida silvestre ni un clima colérico. Después de muchos meses, de seguro nos encontramos con ella en el gimnasio, en la calle, en bares o fiestas en común. Y no fue hasta hace un mes que volvimos a encontrarnos con ella con unas chelas de por medio.

En fin, Meghan es una entomóloga (que estudia insectos) de la Universidad de Windsor y viene de un lugar al norte de Edmonton, Alberta. Es bastante agradable y de plática ligera pero que tiende un poco a lo nerd. Le gusta experimentar y cultivar esos pequeños placeres que le dan saborcito a la vida. Ella orbita un sistema de biólogos que, al igual que ella, sueñan con sus animales y sus viajes de investigación en estepas y oceanos boreales o selvas subtropicales. 

Un día Lola terminó de romper el hielo con ella y recibimos una invitación para conocer el laboratorio de investigaciones biológicas en el que ella trabaja. Poco después la invitación se complementó con una sesión de arte con larvas. Para dejarlo en pocas palabras, las investigaciones de este laboratorio se centran en unas cinco especies diferentes de moscas. Los biólogos crean las condiciones necesarias para que la mosca se reproduzca. Como las moscas tienen una descendencia bastante copiosa, muchas veces hay que deshacerse de algunos ejemplares. Antes de hacerlo, encontraron una manera bastante lúdica de jugar con ellas: pintar. 

El arte con larvas consiste en tomar unas gotas de pintura no tóxica y poner ahí unas cuantas larvas. La larva ba a buscar salirse de la zona húmeda y buscar comida, por lo que se saldrá y caminará libre por donde pueda. Detras de ella, dejará un rastro de pintura en la que había estado nadando. Cuando se sale del area de trabajo uno regresa a la larva al punto de orígen tantas veces como uno quiera, hasta obtener el resultado deseado. De tranto repetir este proceso, les sale la creatividad a los biólogos, y desarrollan unas verdaderas obras de arte. Yo no tuve mucha imaginación, por lo que únicamente me entretuve poniendo manchas de pintura sin orden alguno y viendo a las larvas moverse por todos lados. 

La idea de hacer esto con las larvas comenzó con una estudiante de ciencias forenses para investigar como las larvas podían afectar la escena de un crimen y los rastros de sangre (en algunas condiciones, pueden aparecer en medio día). Las mismas no sufren con la pintura y más bien sufren cuando se les pone en un congelador para deshacerse de ellas. 


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