Invierno


A pesar de parecer un rompehielos que no presenta ningún esfuerzo mental, durante los últimos tres meses fue muy común hablar del clima. Este invierno que todavía se niega a morir es el más desgarrador que he vivido y que, mucha gente de aquí recordará durante un buen rato, o lo que tarde en llegar un invierno igual de frío.

De manera particular y más allá del colosal frío y las cantidades de nieve que cayeron, fue el primer invierno que pasamos en la casa, con estacionamiento al aire libre y teniendo que palear cada que del cielo nos caían esas hojuelas o arañitas de nieve que se acumulaban poco a poco para formar una capa con una textura entre el algodón de azúcar y el raspado de frambuesa. 

Francamente, las primeras nevadas son recibidas con fanfarrias y centenares de personas saliendo a la calle a abrir la boca para probar la nieve. Todos esperan que haga suficiente frío para que la nieve no se derrita para poder irse a deslizar en trineo a la colina de Malden Park, irse a esquiar o salir a patinar a la pista de hielo del centro de la ciudad. Las nevadas se anuncian viendo a las barredoras recorrer las calles mientras avientan sal al camino desde varias horas antes de la precipitación. Es encantador salir a la calle y encontrar tu carro espolvoreado con una fina capa de cristales de nieve que soplándoles vuelan. Si uno deja el techo sin barrer es probable que todo se venga al frente con el primer reversazo o que uno vaya dejando una estela de polvo de hadas detrás mientras vas manejando. 

Conforme va pasando el tiempo los sentimientos se van encontrando. Las temperaturas fueron lo suficientemente bajas para que la nieve no se derritiera y mantuviera esa consistencia esponjosita que la hace tan bonita; pero lo suficientemente bajas para que el viento te cortara la piel al salir, empezaras a llorar del frío y las lágrimas se te congelaran segundos después. Pronto cayó tanta nieve que no veíamos las lamparitas solares que están en el jardín del frente.

Hay que salir de 20 a 30 minutos antes de lo que piensas salir por las mañanas para deshacerte de la capa de varios centímetros de nieve que se va acumulando sobre tu auto. Más aún, abrirte camino para salir a la calle, que como es una vialidad secundaria, no la barrerán hasta varios días después de la nevada o cuando la acumulación supere los 20 centímetros. Así vimos quedarse atascados a varios vecinos y a mi incluido, ante lo cual salían todos los vecinos para darle un empujón al desgraciado atascado hasta que regrese a su casa y decida no salir o se aventure a quedarse atascado en la esquina siguiente. Eso si, el sentido de comunidad en este barrio es bastante agradable. 

Un día de esos la nieve arreció lo suficiente como para estar parado frente a un semáforo y no distinguir si estaba en verde, rojo, azul o negro. Las camionetas 4x4 se resbalaban frente de mí y uno tardaba varios metros en frenar. Después de 40 minutos en recorrer 5 kilómetros decidí pararme en la cochera que encontré para regresarme a mi casa. 

Con el paso de los días las alertas de bajas temperaturas duraban varios días, subía la temperatura unos cuantos grados y una semana más tarde regresamos a la tormenta. Al final de cuentas uno se acostumbra, toma más tiempo, precauciones, se viste como tamalito y se tapa hasta las fosas nasales. Y aprende de otros, como Javier que está en Minneapolis, que las cosas podrían estar mucho peor. Nunca pensé estar tan contento de tener un día con temperaturas de -5C en la que "podíamos salir a pasearnos a la calle".

Marzo sirvió para que la temperatura subiera un poco y la nieve acumulada se convirtiera en un sólido bloque de hielo. La ciudad se quedó sin fondos para seguir echando sal y limpiando las calles, pero no dejó de nevar ni de hacer frío. Llegó la primavera y el río seguía lleno de hielo que los rompehielos se encargaban de destrozar para que pasaran los buques de mercancías, pero el hielo no se iba. 

Por todos lados, uno sentía empatía por cualquier ser vivo que se quejara de este frío de perros y empezaba una pequeña conversación para decir que "uno nunca había visto tanta nieve, ni sentido tanto frío en Windsor".

Afortunadamente, lo feo ya pasó y aprovechamos la combinación entre sol y clima templado para salir a la calle a orearnos o a tirarnos como lagartijas. Eso sí, si cae más nieve, seguro lloraré.

Comentarios

Huicho ha dicho que…
Acá sólo estuvo a -20 un par de días. Yo estuve super contento, pero todo mundo dice que esto no fue invierno de verdad.
Violeta ha dicho que…
https://www.youtube.com/watch?v=EP_18Coymk0

ya hace calor aquí, 10*C :D

la ventaja de la nieve es que ilumina todo :D

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