Falsos amigos.

"Devagar" es una palabra que vas a usar muchas veces en Brasil, me dijo Brian un día antes de agarrar el vuelo que nos dejaría un trópico más al sur del Ecuador. Durante varios días al llegar intenté evitar a toda costa el uso de esa palabra. Mi plan es, todavía hasta hoy, hablar portugués tan seguido como sea posible e intentar ingeniarmelas para no usar español.

El plan funciona bien si vives en una ciudad que se mueve a tu ritmo de tortuga; pero antes de la semana me tocó tratar asuntos de trabajo en vivo y por teléfono. Es como aventar un hombre al agua sin preguntarle si sabe nadar. A final de cuentas, uno puede hablar español y los brasileños lo entienden muy bien, aunque esa no es la idea. Porque el idioma es terriblemente parecido; pero el diablo se encuentra en esas sutiles diferencias que te recuerdan que, efectivamente, es un idioma completamente diferente al materno. Por ejemplo, "molestar" es agredir de manera sexual a alguien y puede llevar a malentendidos en los que, obligatoriamente vas a tener que usar la carta de niño nuevo en la escuela.

Hablar por teléfono es definitivamente la tarea más difícil. Después de dos frases en perfecto portugués entrenado (Bueno, si él habla, ¿en qué lo puedo ayudar?) la persona al otro lado de la línea agarra confianza y suelta un ramilletes de flores en ese exquisito (otra palabra extraña) acento brasileño que resulta en ocasiones muy difícil de comprender. En esa situación las agarraderas son pocas. No puedes ver a los ojos de la persona, tampoco puedes ver sus manos o su lenguaje corporal para intentar descifrar de este modo de qué va su conversación. Intento repetir lo que ellos me dijeron para corroborar si entendí bien. Si eso no funciona, definitivamente tengo que pedir que repitan más lento (devagar), una palabra que he usado muchas veces en estas casi cinco semanas en Brasil.

Verlos hablar en grupo es una delicia, pero no entiendes nada por la velocidad en la que hablan. Algunas frases o palabras aisladas me dan el sentido de la conversación, pero más allá de eso solo me quedo pensando cómo es que ellos se entienden.

Una de las frases más divertidas que me he encontrado es la de "pois não", que se podría traducir literalmente como "pues no", pero en realidad significa "claro", "adelante" o "sí". Lo cual es un muy divertido enredo de interpretaciones, porque lo que escuchas es una negación, pero si viene acompañada del "pois" se hace una afirmación. Ejemplo:

- Me da unas galletas por favor.
- Pois não. (Osea, sí)
o
- Puedo hablar con el señor Julián.
- Pois não. (Osea, sí)


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