Welcome to Brazil

Brasil tiene muchas cosas muy bonitas, pero la burocracia y tramitología del lugar es legendaria. "Oscar, no sabes lo complicado que es hacer un despacho aduanal en Brasil", me repitió muchas veces la agente de la mudanza. "Tranquila, nos ajustaremos a lo que tenga que venir", le repetía en tono calmado sin pensar realmente en lo que me estaba metiendo. 

Acá tanto nacionales como extranjeros necesitan tener un documento de identidad. Ya sea el Registro General (RG) o Registro Nacional de Extranjeros (RNE). Aparte, necesitan una identidad fiscal, el Cadastro de Pessoas Físicas (CPF). Para hacer cualquier trámite es necesario tener los dos, juntos, al mismo tiempo. Desde abrir una cuenta de banco, rentar una casa, sacar un teléfono o contratar un servicio cualquiera. Para esto, nosotros no tenemos derecho a un RNE por nuestro estado de niños con capacidades especiales (o niños mutantes, diría yo); por lo que el ministerio de asuntos exteriores nos tramita una Cartera Diplomática. Aquí uno se topa con dos problemas grandes. 1. El trámite de dicho documento se tarda meses en salir (7 semanas en mi caso) y 2. Nadie sabe que demonios es eso y a todos le tienes que explicar que como eres un "niño mutante", es el documento que suple a tu RNE.

El asunto no para ahí, para cualquier trámite necesitas autenticar tu firma. Es decir, vas con un notario para que certifique que esa es tu firma en realidad. Para eso primero tienes que ir al notario para registrar tu firma, y solo puedes hacer ese proceso en la notaría en la que registraste la firma. 

La primera hazaña fue la de firmar un contrato de arrendamiento sin ningún documento probatorio de identidad (porque estaban perdidos en una montaña de documentos en la oficina que me haría mi identificación oficial). No pude registrar ni autenticar mi firma y en el expediente del contrato quedaron registradas fotocopias de mis identificaciones en lugar de las originales. No pude abrir una cuenta para pagar la fianza y contamos con todo el desinterés de la experta corredora de bienes raíces. A final de cuentas el asunto se arregló de manera personal por el dueño del departamento al que le urgía rentar el lugar y no por los buenos oficios de los agentes de bienes raíces. 

Tres semanas y media después llegaron nuestras identificaciones y con ellas, la posibilidad de abrir cuentas de banco, poder sacar mi salario y contratar servicios más allá de los básicos. Como internet, esa herramienta que nos sirve principalmente para echar un cable a tierra. Pero nooooooo... nada es tan fácil, las cuentas de banco tardan por lo menos dos semanas en abrirse y eso sin contar con la huelga de bancos que ocurrió la semana pasada. Y contratar un servicio de internet fue mucho más difícil, ya que primero tienes que encontrar cuál compañía es la que tiene el servicio instalado en tu edificio. Después resultó que el servicio que estaba instalado no tiene estaciones de servicio físicos sino que tienes que llamar por teléfono para contratarlo. Una vez hecha la solicitud resultó que mis documentos no eran lo suficientemente antiguos para abrir mi cuenta en esa empresa y me cerraron la puerta en la cara, solicitandonos atentamente intentar contratar el servicio tres meses más tarde. 

El asunto se arregló cuando un compañero nos puso en contacto con el centro de atención ejecutivo, o VIP. Aquí no se soluciona nada si no haces alarde de tu situación de "mutante", me dijo. Para no hacer el cuento largo, con estos ejecutivos de cuenta, mis problemas se solucionaron en 48 horas, cronometradas. 

Hoy, 71 días después de mi llegada a Brasil, es el primer día con internet en este departamento. Estoy feliz, y definitivamente espero no tener que hacer esto otra vez nunca más en este país. 

Comentarios

Unknown ha dicho que…
Como eu te disse, "welcome to Brazil"! Tente não se estressar com isso, porque não vale a pena. A burocracia aqui nos aprisiona, nos domina e a gente não tem controle nenhum sobre isso. Infelizmente, é assim. Não que eu acho que a gente tem que se acomodar e aceitar isso, só acho que quando mais a gente fica nervoso com a burocracia, pior pra nós mesmos.

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