Sarnia

Llegamos tarde, bastante diría yo. El año pasado también llegamos a esas horas y Jesús, claro está, ya no estaba en su casa. Tuvimos que alcanzarlo en un parque en el que había una feria. 

¿Hay feria? Si, de costillas de puerco. En pocas palabras, una feria normal solo que en lugar de juegos tenía como 8 puestos de costillitas con letreros enormes. Tan pronto nos bajamos la música nos inundó, "hay gaitas" le dije a Lola... "y también traen un banjo". Al fondo de la feria había un pequeño escenario en el que solo podían entrar mayores de 19 años. El alcohol se vende aquí. Saludamos a Ernesto, a Jesús y a dos nenas que venían con Jesús y nos fuimos al escenario. 

Siempre es interesante ver los grupos tocando en ferias, porque en algunas ni siquiera los pelan por muy buenos que sean. Aquí, afortunadamente todos gritaban y bailaban al compás de la banda. Así que estuvimos un rato escuchando y bailando con la bandera. 

"Ahora queremos que ustedes canten un poco, así que aquí les va esta rola de los Rolling Stones".... "ta, ra, ra, raan. Tan tan tara, taraaaaan..." sonaban las gaitas (si, así sonaban, ta, ra, ra ,raaan). Y empezamos a washu washear la melodía cuando de pronto una mano me agarra las nalgas y me las aprieta. Era una señora ya entrada en años que de manera espontanea llegó a cantar y a bailar con nosotros. Por la cara de Lola, era evidente que también le había tocado a ella. La señora nos miraba y cantaba, luego brincaba y después se detenía un momento mientras nos abrazaba y nos daba besos. Al principio pensé que era una doña loca a la que le habían dado salida del hospital esa noche, pero depués me di cuenta que venía con sus hijos y su esposo, y que solo quería bailar.

La señora pasaba todos los inviernos en Puerto Escondido, Oaxaca, que provocó un grito de efusividad de Lola. Si! Es un lugar padrísimo, me encanta. Llevamos veinte años yendo con mi familia. Platicaban mientras bailabamos y nos abrazabamos hippiosamente. Ya me tengo que ir, pero a ver si nos vemos aquí mañana. Igual nos abrazó y nos besó como si nos estuviera dando bendiciones, no sin antes presentarnos a la familia. 

Como es costumbre, nunca la volvimos a ver. Pero la experiencia quedó. De grande quiero se como esa señora, nalgueando y abrazando jovencitos.

Comentarios

chanito ha dicho que…
qué curioso oscaroso, pensar que si en vez de una sra. entrada en anios hubiera sido un borracho o un jovenzuelo, lo de las nalgadas hubiera sido otra cosa, por mas buena actitud que hubieran tenido el borracho o el jovenzuelo...
pero que cool, esa gente que va por la vida alegrando la existencia de los demas

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