Detalles

"Eso te pasa porque eres hombre, es normal", me dijo. En ese momento me enojé, es decir, me requeterrecontraencabroné; pero no por la carga sexista que tenía su comentario, sino porque simplemente tenía razón. Llevaba 5 minutos en el estante de las cervezas con alrededor de 200 tipos diferentes de cervezas pero solo veía un montón de botellas con etiquetas de colores, todas desenfocadas. Me era imposible distinguir las unas de las otras. Para hacerlo, tenía que acercarme a la botella para leer una por una las etiquetas. Jamás terminaría de ese modo. No obstante, tenía una excusa. Llevaba todo el día viendo libros, paseando por tiendas y mercados. Seguro estaba cansado de tanto observar, separar, seleccionar y repetir ese proceso una y otra vez. Aún así me lo restregaba en la cara. 

Desde entonces ya han pasado bastantes lunas y la anécdota ya había quedado atrás, hasta ayer, que me pasó algo muy similar. Esta vez, con otro sentido. Nos sentamos en la terraza de un restaurante en Walkerville. El barrio es tranquilo y desde el restaurante se tiene una vista bastante agradable a pesar de estar por una de las calles más transitadas de la zona. El clima estaba fresco y todavía cálido para la temporada. Como es costumbre, la conversación fue errática y sin pies ni cabeza. De la conferencia de uno, a la operación de otro, al tatuaje del tercero. Clima, gustos, aficiones, ideas y desvaríos adornaban la plática. 

Cuando cayó la noche se escucharon acordes de guitarra y un tipo que cantaba desde el interior del bar que estaba a contraesquina de los restaurantes. Para atraer gente de los alrededores, el bar había puesto un par de bocinas al exterior para que se acercaran los transeúntes locales. El tipo tocaba bien y cantaba igual. Tenía un estilo bastante peculiar y cambiaba un tanto las canciones para adoptarlas a su estilo acústico de cantina. Tocaba "crazy" de Gnarls Barkley, acústica y con variaciones que pudieron ser interesantes. Supongo que era la primera vez que lo intentaba, puesto que se equivocaba de vez en cuando y dejaba de tocar por instantes para recuperar el tono y el tiempo. "¿Tú que opinas?", me preguntó Waldo. "¿De qué?". Estaba tan concentrado en la música que lo que entendí de su respuesta fue un "bla bla bla bla bla..." como la maestra de Charlie Brown, literalmente. Después que habló tuve que pensar bien para intentar reconstruir la frase que había dicho, pero no eran más que sonidos sin forma ni orden, bla bla bla bla. Tuvo que repetírmelo, una vez más, para que pudiera seguir la conversación. Ni siquiera recuerdo qué diablos dijo ni qué le respondí. Simplemente recuerdo que mi cabeza tuvo que separar la música de la voz de Waldo y bloquear una para prestarle atención a la otra. 

Definitivamente, soy persona de detalles. Me encantan los detalles, pero solo puedo prestarle atención a un tema a la vez. Tal vez eran los dos vasos de agua que me había tomado, pero es increible cuando uno le presta atención a las cosas que pasan alrededor. 

Comentarios

Mónica Pulido Echeveste ha dicho que…
Ayer mientras cenaba y bebía con amigos, la plática fue justamente la actualidad del feminismo y la equidad de género, con clavadez incluida en la distinción entre instinto y naturaleza. Curioso, porque en la mesa de al lado, reían seguramente con temas más ligeros y erráticos mientras nosotros nos complicábamos y cuestionábamos. Nos preguntamos, como siempre, si seríamos más felices por no pensar tanto y la respuesta, como siempre, fue si, pero no lo podemos evitar porque también lo disfrutamos, jejejeje.

Y no entiendo que tiene que ver que fueras hombre con la necesidad de acercarte a ver las cervezas una por una. Ni la pérdida de atención a una plática por centrar tus sentidos en otras percepciones... creo que eso es humano y punto.
chanito ha dicho que…
joooo, yo tampoco entiendo lo de las cervezas y que fueras hombre.. pero sé bien que si fueras mujer y en vez de cervezas hubieran sido zapatos, habrías estado ahí muchísimo más que 5 minutos LOL (generalidades, todas)... lo que sí, creo que los hombres o, al menos yo y varios que conozco, no podemos hacer dos cosas a la vez.. para nosotros intentarlo resulta en lo que chiflar y tragar pinole.

Entradas populares