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Gente bonita:

Lo único bueno que saco de la última entrada es la idea de que dependemos sobremanera de la vista para juzgar e interpretar las cosas. Yo soy una persona muy musical y procuro prestar atención a esos detalles sonoros que me envuelven. Así que es común que traiga a la conversación la canción que suena en el fondo, si la persona respira por la boca y se escucha ese sonido de ahogado entre verso y verso, si ya pasaron los gansos que anuncian la puesta del sol o si un tren se escucha a lo lejos. Para colmo, soy una persona que escucha radio al menos una hora y media al día en el trayecto del trabajo a la casa. 

Prestarle atención a lo que se ve y lo que se escucha es relativamente común. Al sentido del gusto y del olfato le prestamos más atención cuando nos sentamos a la mesa, pero el lenguaje tan sutil de los olores y sabores despierta mecanismos casi primigéneos que crea una industria invisible si no se presta atención. Todavía más agradable es ese juego de palabras que aparece en los menus de los restaurantes y que dibuja con palabras los sabores característicos que a veces te hacen salibar un poco durante el proceso de selección del platillo. 

En fin, no siempre tengo tiempo para escribir en el blog y a veces paso meses con la idea de escribir una entrada. Ahora he hecho esta labor mucho más complicada. Empecé escribiendo este blog como un medio de que mi gente se entere de las sobeaventuras mientras ando en el camino. Siguiendo la lógica de lo arriba expuesto, actualicé dos entradas anteriores con una pequeña muestra de sonidos que grabé en su momento. Creo que es una buena idea y lo intentaré tantas veces me sea posible. 

Estas son las entradas:



Saludos

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