Entrada extraña para momentos extraños

Y esta es la terrible imágen que destruye vidas.


Con santos, angelitos y toda la cosa...
 Todo empieza aquí. Las crónicas de los antiguos exploradores, las hazañas y proezas de gente que no tenía más que perder que su propia vida para lanzarse a buscarse su vida fuera de su entorno local para encontrar nuevas personas, nuevos paisajes, otras lenguas y formas de pensar o, simplemente, para sobrevivir. Marco Polo, Magallanes, Alejandro, Colón, Eriksonn, Chano, Violeta, Hugo, Yuri, junto con muchos más de esa estirpe de curiosos que terminan siendo parias a donde quiera que vayan.

Todo empieza con la curiosidad, algo legítimo y normal. Aquí en este mapa, porque es la primera vez que se observa y todo es desconocido. ¿En dónde estaré yo? ¿En dónde estará ese lugar al que vamos cada que podemos tener vacaciones? Por más que uno se acerce no se alcanza a ver realmente la diferencia entre uno y otro a pesar que hay horas de distancia entre los dos lugares. Son dos puntos tan pegados que forman una linea. ¿Y mi casa, el campo de futbol al que me gusta ir, el lugar donde paso todas las tardes? ¿Y esta islita, por qué aquí está café, aquí verde, aquí blanco? ¿Qué hay más allá?

De niño casí deshojé un pequeño atlas que tenían mis papás. Los rayoneaba y me aprendía los nombres de los países que tenían las banderas más bonitas. Me costó mucho trabajo entender por qué en la primaria estudiamos un país enorme en Europa y de pronto eran una docena más. Luego llegaron los detalles que cambiaron mi caracter. En mi caso fue una mudanza en un momento clave que me hizo más flexible a cualquier entorno. De pronto mi capacidad de hacer conocidos en cualquier lugar me sorprendía a mi mismo. La necesidad es creativa, dice el Venus. La insistencia de mi madre en aprender idiomas me llevó un poco más lejos de lo que pensaba.

Lejos de casa ponemos todo nuestro empeño en adaptarnos, en ponernos en "modo esponja", ver, conocer, repetir, asimilar. Somos capaces de sentarnos solos en un bar a ver que pasa y en un parque a ver únicamente a las personas. Rompemos la regla y un pasajero más, se convierte en un compañero en el trayecto entre estación y estación. Encontramos un placer adictivo en registrar los colores, olores, sonidos y climas conjugados con las conversaciones que tenemos con personas que probablemente no volvamos a ver en la vida.

De pronto el regreso a la realidad, el hogar es el mismo de siempre. La misma calle, los mismos lugares comunes. Paz y seguridad. Nada comparado con el ajetreo y la incertidumbre del viaje del que se acaba de regresar. Mientras la mente sigue viajando, planeando el próximo paso, la realidad exige estabilidad y encontrar un trabajo estable para poder encontrar recursos que serán consumidos en el próximo viaje. Se marcan con tachuelas los lugares que ya se visitaron y se buscan mapas nuevos que explican a detalle las tachuelas que tienen otro color, los que se van a visitar. El terruño es muy cómodo pero ya no es lo mismo, ya no te llena como antes. No deja de ser hermoso y agradable, nuestro oasis particular, pero el viaje intoxica los sentidos y después de eso nada vuelve a ser igual. Poco a poco nos convertimos en parias, en un montón de cometas que rondan por el mundo, encontrándose y saludandose en el vértigo del andar haciendo caminos. Antes de salir, voltear al mapa y saludar aquellos puntos de colores para acordarse que ahí se va.


Al final la vida tan pequeña queda dispersa en un enorme espacio. Los amigos también. El cuerpo cede y cada vez es más dificil andar. Pero el mapa lleno de tachuelas del color visitado. La mente una galería de recuerdos, de experiencias, de personas que se conocieron y se dejaron en el camino. Una siesta bajo una banca. La travesura con la cual nació Arturito. El licuado de mamey por el que regresé un mes después al mismo pueblo. Una persona que nos dio cobijo sin siquiera conocernos. Un aventón del que por poco y no salimos vivos. El paraiso en el mar mientras yo le pregunto a mi compañero ¿por qué no? Una tertulia en una parada de camión a las 3 de la mañana. Por la libre es más barato. La majestuosidad de las montañas que se visten de atardeceres. Peleas en la nieve. Hola, cómo te llamas, cual es tu historia?

Esa imágen desata cataclismos y te convierte en alguien diferente. Te envenena y te llena de historias que sólo el viajero conoce y que se convierten en el tesoro que se guardará para sí y le acompañará por el resto de sus días.

Comentarios

Mónica Pulido Echeveste ha dicho que…
Querido, "imagen" no lleva acento, por más que se quiera dotar de fuerza a la palabra.
Y... me gustó mucho el post. Más cosas se me vienen a la cabeza, pero esas luego las vuelvo a pensar y te platico.
Florecita Rockera ha dicho que…
I very inspired now :-)

(Debo seguir dormida, me cae que yo ni vi el acento en imagen).
Saurio ha dicho que…
Yo también la iba a hacer de corrector de Worsdy recordé lo odioso que es eso, pero se me adelantaron =) ando agüitadón, resulta que mi viaje de verano que tenía planeado ya valió madres, tendré que reprogramar a un destino más cercano, mientras tanto... ps a darle para platicar en 20 años las diferencias entre la europa arrabalera y la europa primermundista

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