En el supermercado

La ventaja que tiene vivir en un lugar como este es que los supermercados son iguales que en México. Con encontrar uno bien surtido es suficiente para cubrir todas tus necesidades básicas, aunque poco a poco vas aprendiendo a mezclar unos con otros y encontrar no solo el mejor producto, sino el mejor precio. Yo, todavía no llego a ese estado, con planificar e irme solo a hacer las compras es suficiente para mi.

Lo mejor de estos lugares es que casi todos tienen una sección de panadería en los cuales puedes cumplir deseos más elaborados en cuanto a panes se trata. Es decir, salir de la rutina del bolillo y del pan de caja. Con pasas, romero, queso, aceitunas, bayas en muchas formas y texturas. Tampoco soy un especialista en panes, pero me encanta pasearme por esos estantes en los cuales hay panes de todo tipo.

Otro pro es que tambien tienen una sección de comidas internacionales donde puedes encontrar maseca, frijoles, hojas de arroz para hacer rollitos primavera, leche de coco, salsas de todo tipo, entre muchas otras cosas.

A final de cuentas, siempre entro con una lista de cosas que comprar. En mi afán por intentar cocinar por mi mismo, prefiero comprar cosas frescas antes de comprarlas preparadas, así que paso buena parte de mi tiempo en el super dando vueltas como loco por la sección de frutas y verduras, más que nada porque todavía no sé dónde estáa cada cosa. Los ajos y las cebollas están juntos, pero lejos del poro y los cebollines. Si compras hierbas como cilantro y perejil, están en un lado, pero la menta, el tomillo y el romero fresco están empaquetados en otro lado. Las papas y cebollas están hasta el final de la sección, aunque un poco más lejos, relegados, se encuentran los jitomates, bastante lejos de las zanahorias, aguacates y berenjenas. Por la manera en la que recorro el lugar, observando los productos con detenimiento (nunca antes había visto el hinojo, y menos hecho sopa o ensalada con él), parecería que me encanta esa sección, aunque en realidad soy un ente bastante ineficiente en él.

Como siempre, cuando uno vive solo se va dando cuenta de todos esos detalles con los que uno nunca tuvo que lidiar, y que poco a poco te van complicando la existencia. Ir al super es una actividad que está llena de pequeños ritos que se repiten constantemente. Desde comparar precios de marca a otra, magullar los aguacates y las frutas para verificar su estado, tomar el papelito para que el de los embutidos te atienda, no obstante que ningún otro departamento de exije tomar turno. Hasta aquellos un tanto molestos, como el que todas las revistas en la caja son para mujeres, Hello, Vogue, Recetarios, Decoración y la última Cosmo con las letras rojas en la portada "26 maneras de volverlo loco en la cama".

A esto le podemos sumar el complejo sistema de leyes que rigen el tráfico de los carritos de super. Nunca falta el tipo que deja su mentado cesto de avituallamiento justo en el lugar donde están los botes de tomates enlatados que uno quiere, o el consomé (que por cierto, tengo que empezar a hacer por mi mismo), o cuando dos carritos se paran en el mismo lugar para ver dos productos que están a la misma altura del pasillo y no dejan pasar a nadie más. Peor aún, dos amigas se encuentran y bloquean todo el pasillo mientras platican de todas esas cosas que no me importan.

Pero lo peor, lo abominable y lo insoportable es cuando te encuentras frente a frente con alguien, del sexo opuesto por lo general, y justo antes de pasar te barren. Y bueno fuera si fuese de pies a cabeza. NO! No! No! Te barren empezando en las rueditas de enfrente del carrito, hacen un rápido conteo del número de artículos y suman las calorías en el mismo para después dividirlas entre los días de la semana. Mientras tanto van subiendo la mirada para terminar con ese gesto inquisidor que a final de cuentas te califica como cuando el Chino en la prepa calificaba a las chavas que pasaban por el pasillo en los recesos. Resultado, te sientes desnudo. Tanto como en esos sueños en los que te das cuenta que no tienes pantalones y sabes que va a pasar un laaaargo rato para poder conseguir unos nuevos. Sabes que la gente en el tedio de la cola de la caja lo hace, sabes que el cajero a veces se defeca de la risa de ver la cantidad de tonterías que compra la gente y ahí no importa. Pero el resto, es una invasión a tu privacidad.

Lo que se supone es una actividad cotidiana y sencilla, resurtirte de alimentos, termina siendo un brutal encuentro con la fauna local. Aunque luego tendré que hablar de las tienditas árabes, italianas y coreanas.

Comentarios

Florecita Rockera ha dicho que…
Ve al super CON MÚSICA, disfruta seleccionando tu pan y olvídate de la gente que tijerea tus compras, lo mejor es que hallas de todo, no hagas caso de "la fauna local" :-)
Violeta ha dicho que…
al parecer pasas mucho tiempo ahí,
debes de ser un experto para cocinar,
pero puede ser que tengas demasiado tiempo de ocio para que notes todos esos detalles buajaja
Violeta ha dicho que…
al parecer pasas mucho tiempo ahí,
debes de ser un experto para cocinar,
pero puede ser que tengas demasiado tiempo de ocio para que notes todos esos detalles buajaja
Violeta ha dicho que…
hay salí dos veces je
Violeta ha dicho que…
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