Comala

Diles que no me maten y el gallo de oro fueron hasta hace unas semanas, los únicos textos que había leído de Juan Rulfo. Durante muchos años viví sin haber conocido a Pedro Páramo y realmente no me interesaba, no me daba la gana. Incluso cuando por azares del destino me encontré con una pregunta en un examen que hablaba de Pedro Páramo, conteste esa pregunta porque en las respuestas posibles se encontraban nombres de novelas que ya había leído. "Prueba superada, al demonio".

No fue hasta algunos años después que escuché a David hablar de un arreglo en el que estaba trabajando basado en Pedro Páramo, cosa que me puso a pensar seriamente en la idea de leer el libro. Y no fue sino hasta otro año después que conseguí el libro  y lo puse en lista de prioritario después de "Game of thrones".

Todo empezó con la primera página.

Tardé un poco en leer el libro. Al principio lo leía antes de dormir, me quedaba durante varios minutos en algunos trozos y reconstruía la escena en mi cabeza. Regresarse a leer unos episodios fue imposible de evitar. Por lo general terminaba hundido en mis pensamientos con el libro sobre la cama. Fue cuando empezaron los sueños, soñaba con gente que extraña que me resultaba conocida, mi imaginación creaba mundo sobre mundo y terminaba sin poder dormir agusto. Intenté leer el libro de día, pero ese efecto de media noche no lo pude dejar. Los fantasmas de Rulfo me seguían por todos lados.

Las cosas se siguieron en cadena. En esos días visité a una persona en un hospital. Lo habían amarrado de pies y brazos a la cama porque sufría de unos lapsos esquizofrénicos bastante severos del cual yo fui testigo en alguna ocasión. Parecía como si estuviese escuchando los ecos de Comala y les respondía con algunos susurros apenas inteligibles. No escuchaba a nadie, simplemente su cabeza se fue y su cuerpo luchaba por no irse con él. Dos días después no pudo recordar nada de lo que escuchó.

Otra semana después cayó alguien más, que salía por las noches buscando mensajes en las estrellas y que hablaba con una mujer que buscaba su ayuda. "Si no me ayudas, te voy a hacer daño", nos dijo en el teléfono. Lo que desencadenó una sesión de cuentos de fantasmas y aparecidos.

A ello siguió el mismo David, que describió en su blog un encuentro con una niña el día de su cumpleaños.


"Viviendo solo uno aprende a escucharse, a no hablar de más y a lidiar con sus fantasmas."
"Uy, me respondió Caro, y tu cargas con muchos"

No entiendo por qué no se llevó el Nobel de Literatura ese canijo.


Comentarios

chanito ha dicho que…
ese es un librazoooo, me lo he reventado 3 veces y todavía no lo entiendo(nahhh, es broma, sí lo entiendo jaja)... haberlo leído antes, oscaroso... un abrazo che
Saurio ha dicho que…
We si me hubieras dicho ésto de viva voz, te hubiera interrumpido al menos 5 veces.
Te dije que te lo iba a regalar? Porque era de esas cosas que sabía que disfrutarías. De esos regalos que se quedan en buenas intenciones.
No puedo decir que esos sueños intranquilos (de los que yo tambien fui presa) sean feos, a veces sólo son desconcertantes, otras, interesantes.

Espero que en algunos años, cuando escuches mi 4a pieza para orquesta "Los fantasmas de Rulfo" sepas que el título es todo tuyo.

Cuando leí "si no me ayudas, te voy a hacer daño" cruzó por mi cabeza la imagen de la niña en la alberca, y de repente la mencionaste... =)

Entradas populares