Micrófono

Otra de las bondades de vivir en una casa es que nadie se queja si tocas la guitarra y cantas a grito pelado. No te da miedo equivocarte y no te sonrojas cuando te sale un gallote todo incómodo por intentar cantar una rola de Queen.

En sí, dejé mucho la guitarra desde mi primera mudanza. Desde entonces me costaba trabajo el simple hecho de sentarme a tocar cualquier cosa. De pronto perdí la confianza y la espontaneidad. Aún así, siempre tuve a mi vieja guitarra sentada en un lugar privilegiado de cualquier lugar al que iba. Por ahí de vez en cuando tocaba una o dos rolitas y se acababa todo. 

La cosa cambiaba cuando venía mi papá, a él no le da pena y no le importa tocar la guitarra a las tres de la mañana porque no le da sueño. Aparte, siempre es un buen pretexto sentarse con él a tocar. Sale natural. 

Hace un año que fui a casa descubrí que mi papá juntó todos el equipo de sonido que tenía y lo mezcló con una interfaz de audio que conectó a la computadora, puso un par de pantallas acústicas en un cuartito y lo convirtió en un estudio de sonido improvisado. La idea me gustó mucho y nos pusimos a tocar durante un par de días en ese lugar, grabando algunas de las cosas que hacíamos antes. No me pareció mala idea y pensé que algún día podría hacer algo similar en casa e investigué que necesitaba para hacerlo. 

La idea tomó 7 meses en medio tomar forma, cuando encontré una interfaz usada a buen precio con todo y la licencia del programa de edición de audio. Súmenle un microfono baratón (que luego reemplacé) y mis instrumentos musicales. En teoría estaba todo listo y el principal obstáculo se convirtió en mi mismo. Entre mis conocimientos rudimentarios del uso del programa, mi impaciencia y mi falta de experiencia en la grabación por pistas, así como en la edición de sonido se han llevado un par de proyectos que están sentados desde hace meses en la carpeta de "ideas por retomar". 

Para solucionar este problema, la solución que se me ocurrió fue la de no prestar atención a los errores, hacer las cosas de una buena vez e ir aprendiendo de los errores. Ayer tuve una hora libre y decidí que tenía que hacer algo en una hora, lo que fuera, lo que saliera. Tomé una canción que nunca había tocado y cuya letra no me salía. Así fue que grabé esta cancioncilla en tres tomas, sin corrección de nada. Solo mezclar en bruto. La canción da para mucho, muchísimo más, pero no se escucha tan mal en la versión simple.

La guitarra tiene muchos errores. En el segundo 16 quedó el rastro de una equivocación y la expresión de coraje. Suena muy raro, pero me gustó.

Saludos.



Comentarios

Unknown ha dicho que…
Que bueno que estés recuperando el gusto por tocar. Espero que yo lo pueda encontrar nuevamente muy pronto.
Sigue dandole, suena bien.

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